Irene Campins, voluntaria en Fundación Hestia: «Hay muchas personas solas, están esperando y son muy agradecidas»

A Irene Campins le gusta exprimir la vida. Vinculada profesionalmente al sector turístico, se animó a dar el salto a la restauración y regentó durante un tiempo una bodega-restaurante. Disfruta de la gastronomía, el cine o las exposiciones y también de compartir su tiempo desinteresadamente con los demás.

Desde hace poco más de un año es voluntaria de la Fundación Hestia y con su testimonio nos sumamos a la celebración del Día Internacional del Voluntariado, que la Asamblea General de Naciones Unidas fijó en el 5 de diciembre de 1985 para destacar la contribución de los voluntarios al desarrollo económico y social.

Irene Campins, en la sede de la Fundación en Barcelona durante la Castañada. FOTO.- FH

P.- ¿Cómo llegas a la Fundación Hestia?

R.- A través de Miriam. Ella había sido coordinadora de la ONG Asociación Proyecto Mi Casa, donde fui voluntaria. Cuando decidimos cerrar el proyecto, de hecho estamos con los trámites, pasé a la Fundación Hestia, en la que ella es trabajadora social y referente tutelar, además de coordinar a los voluntarios.

P.- ¿Y cómo es tu día a día como voluntaria?

R.- Se concentra en los miércoles, básicamente. Acompaño, junto con Sonia, otra voluntaria a dos señoras cuya tutela corresponde a la Fundación Hestia. A una de ellas, la solemos llevar por las mañanas a la biblioteca para que escuche música de su país o lea revistas; cuando Sonia se marcha, que suele tener que irse más pronto, me quedo con ella jugando a ajedrez. Por las tardes, estoy con otra señora que tiene una discapacidad muy importante, es totalmente dependiente, tomamos algo, escuchamos música desde el móvil con un altavocillo, charlamos y cena. Además, participo en alguna actividad concreta de grupo, como una castañada, una salida o un taller.

P.- ¿Qué es lo que más te gusta?

R.- Más que gustarme, lo que valoro es que veo que hay una necesidad. Son personas que están muy solas y te están esperando, de sienten muy queridas y son muy agradecidas. El tiempo que les dedicamos sólo estamos por ellas y eso nos permite ofrecerles un trato personalizado.

P.- ¿Cómo crees que podría mejorar tu voluntariado?

R.- Depende de que se vayan introduciendo cambios, aunque, en ocasiones, hay poco margen de mejora por falta de recursos o de motivación. Nosotros vamos transmitiendo las necesidades que detectamos, tanto en las residencias donde están algunos de nuestros usuarios, como en la Fundación. La clave sería la mejora continua.

P.- ¿Qué le dirías a alguien que se está planteando ser voluntario?

R.- Voluntariados hay de muchos tipos pero yo ahora esto en la Fundación y les animaría porque hay muchas personas solas que son muy agradecidas y a las que se puede aportar un poco de alegría.

¿Te ha gustado el testimonio de Irene? Compártelo y anímate a ser voluntario en Fundación Hestia.

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