La boda de Luisa y Juan Manuel, mucho más que un «sí, quiero».

Palabras de amor y compromiso después de 16 años de relación. Son las que se dedicaron Luisa y Juan Manuel en una ceremonia celebrada a finales de septiembre en los jardines de Fundación Hestia. Con un «Juan Manuel, para el resto de nuestras vidas seré tu mejor amiga y tu apoyo incondicional» y un «Luisa, en los momentos buenos y en los momentos difíciles, estaré siempre cuidándote», dos personas usuarias de Fundación Hestia (Luisa) y de Fundació Germà Tomàs Canet (Juan Manuel) se unieron en matrimonio.

Lo hicieron rodeados de amigos, amigas y profesionales de las dos entidades a las que están vinculados. Con ilusión, cumpliendo los pequeños rituales de cada boda, nervios incluidos, en una ceremonia muy emotiva cuyo significado va mucho más allá del meramente individual. Porque la boda de Luisa y Juan Manuel es un paso más en una relación consolidada, pero también el exponente de que necesitar medidas de apoyo no impide tener una vida plena y en condiciones de igualdad.

Derechos de las personas con discapacidad

Así, más allá de los rituales y de la alegría compartida por los novios y las personas que les acompañaron, el matrimonio da cumplimiento a la Convención internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad, elaborada  en Nueva York el 13 de diciembre de 2006. El artículo 12 de este tratado internacional proclama que las personas con discapacidad tienen capacidad jurídica en igualdad de condiciones con las demás en todos los aspectos de la vida, debiéndose adoptar las medidas pertinentes para proporcionarles el apoyo que puedan necesitar en el ejercicio esa capacidad. El objetivo: garantizar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, promoviéndose así el respeto de su dignidad inherente.

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