24 Mar COVID-19 y atención a los mayores: del confinamiento de profesionales a los protocolos
Las voces de alarma sobre la vulnerabilidad de las personas que viven en residencias de mayores a raíz del impacto del coronavirus y de las medidas decretadas para contener la pandemia han motivado diferentes iniciativas para proteger a este colectivo y garantizar su salud y su bienestar.
Así, en residencias como el Centre Geriàtric de Lleida, Santa Oliva en Olesa de Montserrat, San Jerónimo en Estella, Santo Ángel de Alcañiz o la de la barriada de San Basilio de Murcia se ha optado por confinar total o parcialmente a la plantilla para minimizar el riesgo de contagio y paliar la sensación de aislamiento y soledad acentuada tras las restricciones impuesta por el estado de alarma.
Este confinamiento se suma a otras medidas como un mayor abastecimiento para reducir al mínimo la visita de proveedores, reprogramar turnos para reducir las probabilidades de contagio del personal a los usuarios o anticipar la prohibición de visitas de amigos y familiares, y las salidas de las instalaciones.
Destacan los centros que se han decantado por el confinamiento que esta opción obedece a que sus profesionales han antepuesto la obligación y, sobre todo, la vocación a las necesidades personales propias en una emergencia sanitaria sin precedentes, un planteamiento que se hace extensivo entre el personal de otras residencias que, sin estar confinado, está redoblando sus esfuerzos para dar la mejor respuesta asistencial a usuarios y residentes.
Guía específica
Por otra parte, la conciencia sobre esa vulnerabilidad ha motivado la aprobación de una “Guía de prevención y control frente al COVID-19 en residencias de mayores y otros centros de servicios sociales de carácter residencial” . En el documento, elaborado por el Ministerio de Sanidad, se establece que este tipo de centros ha de contar con su correspondiente plan de contingencia.
Este plan ha de incluir el análisis detallado de las características de los residentes y de las infraestructuras existentes y la relación de los recursos humanos, respecto de los cuales se exige un plan de continuidad que permita afrontar las eventuales bajas. Además, debe contener relación detallada de los equipos de protección individual disponibles y una estimación de las necesidades en un escenario de aumento acusado de casos y garantizar la provisión de jabón, papel y soluciones desinfectantes.
La guía recoge, asimismo, medidas generales dirigidas a la protección de la salud de los residentes y trabajadores, y protocolos de actuación si se detecta un contagio entre ambos colectivos, o haber tenido contacto con una persona con COVID-19. Finalmente, establece pautas concretas en materia de higiene, limpieza y desinfección y gestión de recursos.
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