Montseny, convivencia y una aproximación a la inteligencia vegetal

«He vuelto tan relajado que hasta he podido tomar el metro lo que normalmente me resulta muy difícil». Significativo comentario de uno de los usuarios de la Fundación Hestia en su valoración de la salida al Montseny del pasado 17 de mayo, en la que los participantes pudieron caminar, disfrutar de la naturaleza y aprender en el taller  «Árboles y humanos, una larga historia de amor», además de compartir almuerzo en el restaurante Avet Blau.

La jornada comenzó con el viaje de los usuarios y profesionales hacia el Montseny, un parque natural ubicado en el entorno de las comarcas del Vallés Oriental, la Selva y Osona, a unos 70 km de Barcelona. El restaurante Avet Blau sirvió de punto de partida a un recorrido que discurría junto a la riera de Santa Fe hasta el pantano homónimo. A medio camino, la expedición paró para disfrutar del taller programado con el objetivo de descubrir curiosidades sobre los árboles, de cómo interactúan entre si y de la relación que los humanos han entablado con ellos.

Una vez concluido el taller, los participantes siguieron caminando hasta el pantano, donde pudieron comprobar el descenso de la reserva de agua, que se ha generalizado en cuencas hidrológicas toda España a consecuencia de la sequía. Tras pasar un rato allí, regresaron al restaurante para compartir un pequeño aperitivo, antes de entrar al salón caldeado por la chimenea encendida y degustar un menú típico catalán, con tres primeros platos, tres segundos y postre a escoger.

Integrada en el plan de actividades de Fundación Hestia, la salida permitió a sus participantes «salir de la ciudad, de los centros, residencias y domicilios para hacer una inmersión dentro del Parque Natural del Montseny, poder compartir un rato juntos, sentir los pájaros, el río, escuchar el silencio, hablar de los árboles, de cómo se comunican entre ellos y de
la inteligencia vegetal» explican los profesionales de Fundación.

Para estos profesionales, esta actividad implica «beneficiarnos de las ventajas y propiedades de caminar dentro de un bosque y, finalmente, comer juntos disfrutando de un menú tradicional catalán en el restaurante Avet Blau», algo que, visto el testimonio de uno de los participantes, resulta muy positivo.

Inteligencia vegetal

El concepto de la inteligencia vegetal parte de la premisa de que las plantas son seres conscientes y sociales, que se perciben a sí mismas y a su entorno.  Según explican en el International Center for Ethnobotanical Education, Research and Service (ICEERS), si la inteligencia es la capacidad de responder de manera óptima a los desafíos presentados por el entorno y las circunstancias, esta definición se podría aplicar en el mundo vegetal, puesto que las plantas son expertas en adaptarse a las circunstancias en las que se encuentran, utilizando diversos mecanismos para hacerlo.

Acercar este concepto a los usuarios gracias al taller «Árboles y humanos, una larga historia de amor» o explicar la importancia de las abejas, con la visita a Melvida, permite a Fundación Hestia ampliar los centros de interés de la personas usuarias y desplegar su compromiso con Agenda 2030 y la lucha contra el cambio climático, expresado en la adhesión del Pacto de Fundaciones por el Clima el año pasado.

 

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